Complementando la PRIMERA PUBLICACIÓN sobre las lesiones más comunes en fútbol que explicamos, hoy nos centraremos en la Pubalgia y la Rotura de Isquiotibiales.

Pubalgia/Osteitis de Pubis
La pubalgia es una lesión crónica por sobreuso que afecta a la Sínfisis Púbica y a los tejidos blandos que la rodean. La nomenclatura utilizada es confusa, ya que se utilizan distintos términos para designar las mismas características clínicas.
Está presente, sobre todo, en deportes en los que existen rápidas aceleraciones y deceleraciones, pivotaje, golpeos, giros o repentinos cambios de dirección como puede ser el fútbol, el hockey o el rugby.
Se estima que entre un 10-13% de todas las lesiones que sufren los jugadores de fútbol en un año se debe al dolor de cadera. Esta patología conlleva una pérdida de actividad importante y puede llevar en el peor de los casos a la retirada del deportista.
El mecanismo lesional suele ser un desequilibrio entre los abdominales y los adductores. Esto provoca un desequilibrio de fuerzas entorno a la Sínfisis Púbica que da lugar a una periostitis debido a ese microtrauma repetido.
Síntomas
- Dolor típico: Parte anterior y medial de la cadera.
- Dolor que suele estar presente: Sínfisis del pubis, musculatura adductora y abdominal baja, región perineal o inguinal e, incluso, puede aparecer dolor en el escroto.
- Molestia unilateral o bilateral.
- Exacerbado al correr, golpear, a la flexión y addución de cadera y con un trabajo excéntrico del recto abdominal.
En cuanto a la evaluación clínica, es decir, los signos presentes tenemos:
- Sensibilidad a la palpación de la sínfisis.
- Test de los adductores bilateral.
- Limitación de la amplitud articular de la cadera.
- Test de faber positivo.
- Disfunción de la sacroilíaca.
- Debilidad de la musculatura abductora o adductora.
Los estudios de imagen pueden confirmar esta lesión pero, sobre todo, ayudan a descartar otras patologías u otras fuentes de dolor de cadera.
El tratamiento conservador se divide en 4 fases:
Primera fase
Esta primera fase se centra en el control del dolor mediante el descanso, la limitación de la actividad física, hielo y antiinflamatorios no esteroideos y la mejora de la estabilidad lumbopélvica.
Segunda fase
Esta segunda fase irá enfocada a la realización de ejercicios de resistencia y fuerza de la musculatura pélvica, abdominal (core) y glútea.
Tercera y cuarta fase
En estas fases se realizan ejercicios excéntricos de caderas, squats,… pero sobre todo, se comienza un entrenamiento adaptado a cada deporte en concreto.
Si el tratamiento conservador falla, se pueden emplear infiltraciones de corticoesteroides aunque éstas no han demostrado mucha efectividad. La cirugía también está indicada tras la realización de 3 meses de rehabilitación sin resultados concluyentes (entorno a un 5-10% de los pacientes). Otros no recomiendan la cirugía hasta los 9 meses posteriores al comienzo de la rehabilitación.
Rotura de Isquiotibiales
La rotura de los isquiotibiales es una de las lesiones más comunes de los deportistas a todos los niveles de competición, sobre todo, en aquellos deportes que demandan frecuentemente sprints de alta velocidad como es el caso del fútbol. Cada temporada se lesionan entre 5 y 6 jugadores dentro de un mismo equipo lo que supone unos 80 días de pérdida de actividad de cada jugador, ocasionando una alta pérdida económica para los diferentes clubes.
El grado de recidiva es muy alto, cerca de 1 de cada 3 deportistas recaen, especialmente durante las dos primeras semanas de la vuelta al deporte.
Síntomas
Como hallazgos subjetivos podemos encontrar:
- Es posible escuchar un “pop”.
- Dolor agudo de aparición repentina.
- Normalmente incapaz de continuar con la actividad.
Como hallazgos objetivos encontramos:
- Dificultad para andar y correr.
- Posible aparición de hematomas, que dependerá de la gravedad de la lesión.
- Posible aparición de defectos en la musculatura que indican una rotura.
- Dolor y disminución de la fuerza cuando se le aplican test contraresistencia.
- Dolor y limitación en la extensión de rodilla, tanto activa como pasivamente.
La resonancia magnética y el ultrasonido son utilizados para identificar de una forma más fiable la lesión, ya que permiten obtener una medida más objetiva y permiten, a su vez, valorar la severidad y la extensión de la lesión.
El pronóstico dependerá de las características de la lesión y del deportista, pero se estima un tiempo medio de unas 16 semanas para recuperar el nivel de competición al que se encontraba antes de la lesión.
Tratamiento
En cuanto al tratamiento, podemos optar por el uso de antiinflamatorios y corticoesteroides para una fase aguda aunque la evidencia sugiere que no hay grandes beneficios y la mayoría de deportistas consiguen controlar el dolor con un tratamiento no farmacológico.
Varios autores proponen una guía de práctica clínica para el manejo de esta lesión. El tratamiento conservador propuesto se divide en 3 fases:
Primera fase (0-4 semanas)
Como método de protección hay que evitar el estiramiento de los isquiotibiales y reducir la longitud de la zancada para evitar que haya dolor.
Para controlar el dolor en esta primera fase aguda:
- Modificar nuestra actividad para evitar poner en tensión a esta musculatura.
- Bandas de compresión y elevación de la pierna afectada con el objetivo de reducir la inflamación.
- Frío.
Los ejercicios terapéuticos en esta fase irán enfocados a conseguir una extensión completa de rodilla mediante la utilización de una bicicleta estática y a ganar en agilidad y equilibrio.
Segunda fase (2-4 semanas)
En esta fase habrá que evitar el estiramiento completo si la debilidad está todavía presente.
Como control del dolor continuaremos con la aplicación de hielo, sobre todo, después de las sesiones de rehabilitación y ejercicio.
El fisioterapeuta comenzará con la aplicación de las técnicas manuales más adaptadas a cada caso en particular.
Por último, se trabajará el equilibrio como en la primera fase pero con unos ejercicios de mayor intensidad y, además, comenzaremos con un trabajo excéntrico de resistencia de la musculatura isquiotibial.
Tercera fase (4ª semana en adelante)
Evitar un trabajo de alta intensidad en caso de que el dolor esté presente y continuar con la aplicación de hielo a demanda.
En esta última fase, los ejercicios de equilibrio irán enfocados a los cambios de dirección y a la técnica de entrenamiento. Y se continuará con ejercicios excéntricos al final del rango de movimiento.
Bibliografía
Pubalgia/Osteitis de Pubis
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Rotura de Isquiotibiales
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